sábado, 15 de noviembre de 2014

La pareja condenada a sentarse en el banco roto. Por José Martí Gómez.

Ella y él, jóvenes solitarios, coincidieron una tarde sentados en un banco que tenía una pata rota.

Siguieron viéndose tardes sucesivas hasta que un día decidieron irse a vivir juntos. Como recuerdo de su amor se llevaron a casa el banco. Lo arreglaron y lo repintaron de tonos claros.

Un vecino les denunció por el hurto. "Nos lo llevamos porque nos daba pena dejarlo solo. En el banco roto sólo nos sentábamos nosotros", dijo la pareja en el juicio.

El juez les condenó a devolver el banco a la plaza, les animó a sentarse en él por las tardes y les deseó que siguiesen siendo felices.

Hay historias de amor como la de los Amantes de Teruel que acaban en tragedia. Pero también se dan historias de amor sencillas y tiernas.

https://www.youtube.com/watch?v=MNboVRatIOw