martes, 29 de marzo de 2011

Pensamientos Inconexos XXXVII

* Dicen que a la fuerza ahorcan, pero algunas veces se tiene la fortuna de que lo que puede parecer al principio y, a todas luces, un verdadero revés de la vida, con el paso del tiempo y la perspectiva que da las heridas cicatrizadas y pensar en frío, resulta que NO está tan mal la cosa. Y lo que es mejor, que va a mejor.

* La Ley Hipotecaria permite la retasación de la vivienda hipotecada cuando se produce un embargo. Eso está dando lugar a una ingente cantidad de familias que tienen que seguir pagando al banco una deuda después de embargada la vivienda. En la mayor parte de Europa eso NO pasa, se salda la deuda con la entrega de la casa. Un clavo más en el ataud.

* Ningún político se atreve a decir lo que es una obviedad, esto es, que en los próximos años tendremos que financiar con más impuestos sanidad y educación, el llamado copago. Imagino que los políticos atenderán a la progresividad y discriminarán entre nivel de renta, o sea, copago para aquellos que superen un determinado nivel de renta. No queda otra. Como lo de ahorrar más y gastar menos, tampoco queda otra. No es una cuestión de ideología, es una cuestión de números. Y los números son muy cabezones. -->

   --> No se le ocurre a nadie nombrar a la bicha salvo a nuestro presidente Valcárcel... ayer la lio parda. Quiso hacer méritos delante de su líder y ser más de derechas que el propio Rajoy. Metió el cazo hasta el fondo. En su partido ya le han desautorizado. ¿A quién se le ocurre decir algo semejante víspera de unas municipales y de unas generales aunque todos los partidos lo piensen en petit comité? Pues a Valcarcel se le ocurrió, ¡¡con un par!!

* De momento parece que las medidas tomadas por el izquierdista Zapatero, venido a halcón liberal derechista obligado por sus socios europeos y por la aplastante realidad hace ahora un año, están surtiendo efecto. La prima de riesgo con el bono alemán a 10 años se mantiene en niveles razonables y la bestia parda parece que nos ronda pero sin demasiado interés por ahora, le olemos el aliento pero parece que NO le somos apetecibles de momento... contengamos la respiración, aún nos queda aguantar el tipo hasta el otoño, por lo menos.

* Ya he quedado con mi amigo Paco para ir a disparar a la galería de tiro con su Beretta del 9 mm parabellum. Tiene 200 balas en su casa y me ha dicho que voy a pegar tiros hasta que se me entumezcan las manos. No es que sea muy políticamente correcto decir estas cosas, pero mira, es mi blog y digo lo que quiero.

* Para los que tengais twitter y me querais encontrar: @esindiferente

* Me encanta: http://www.youtube.com/watch?v=fy4TqSbeQR8

jueves, 24 de marzo de 2011

PACTO EUROPEO DE COMPETITIVIDAD (Pacto del Euro)

* Los acontecimientos de las últimas semanas en Libia y Japón nos han hecho pasar por alto algo que tendrá más repercusión en nuestra vida cotidiana que cualquier otra cosa durante los próximos diez años. Entre hoy y mañana se discute en el seno de la Unión Europea y al más alto nivel el Pacto del Euro.

* El martes estuve en un curso en mi Colegio donde tres inspectores de Hacienda hicieron un repaso a las novedades fiscales en el impuesto de sociedades de este año. Pero también hubo tiempo para analizar el entorno económico mundial y los aspectos que nos afectan al común de los mortales en nuestro día a día a consecuencia de ese entorno. Además de inspectores de Hacienda, los tres ponentes son personas humanistas que van más allá de la materia fiscal.

* Tenemos las nuevas economías como China, La India o Brasil, por poner tres ejemplos, que están creciendo en torno al 10% y son brutalmente competitivas. Son competitivas porque consiguen fabricar productos con valor añadido que compiten con los productos de las economías occidentales gracias a sus bajos costes laborales. Sus trabajadores cobran una miseria por jornadas laborales de 60 y 70 horas a la semana, y el Estado NO financia un estado del bienestar para sus ciudadanos como ocurre en nuestros países. De esta manera, todo son beneficios. De momento la población NO se levanta en armas porque llevan más de cincuenta años de retraso en relación a nosotros. Para cuando eso ocurra, para cuando la clase media reclame mejoras, quizá nosotros ya estaremos arruinados (más todavía).

* Además de ser muy competitivos, países como China tienen una mentalidad de ahorro y bajo consumo. Va en su filosofía de vida. Todo lo dicho provocó exceso de liquidez, de dinero, en la economía China e India a principios de la década del 2000. Exceso de liquidez que prestaron a Europa y Estados Unidos. Ese flujo de dinero volvió loco a sistema financiero y el dinero se prestó a particulares y a empresas a manos llenas sin apenas garantías en muchos casos. También volvió locos a los consumidores. Te daban dinero para la casa, financiándote el 120%, además para amueblar y si apretabas, para el coche nuevo. Y nosotros aceptábamos encantados, endeudándonos hasta las cejas. Del 2000 al 2007 nos creímos ricos.

* La ministra de economía francesa, Crhistine Lagarde, ha dicho "Tenemos a China que ahorra y exporta, a Europa que consume y crece con lentitud y a Estados Unidos que consume y pide dinero prestado. Tenemos que plantearnos si podemos seguir así".

* Paises como Alemania se están recuperando gracias a su mentalidad de trabajadores incansables, su altísimo nivel de capacitación a nivel de formación profesional y un pacto social que ha llevado a los trabajadores a recortar voluntariamente su sueldo y a los empresarios al compromiso de ganar mucho menos por mantener a flote las empresas. El empresariado alemán, la clase política alemana y los sindicatos alemanes NO tienen nada que ver con los españoles, por desgracia para nosotros.

* En España la situación es muy diferente. De 1998 a 2007 peones albañiles, un trabajo digno como el que más, de veintipocos años estaban cobrando de 2.000,00 a 3.000,00 euros. Eso lo he visto yo porque llevo trabajando en despachos profesionales muchos años. Esos chicos pensaban: ¿Para qué voy a seguir formándome en bachiller y/o formación profesional si cobro como un médico y sin el esfuerzo que ha hecho el pobre médico? Ahora se ven en la puta calle, diez años después, con treinta y tantos años, sin formación y, lo que es peor, sin posibilidades de adquirirla ya; además, con el banco reclamándole la hipoteca... Una generación perdida.

* Ayer dimitió el Gobierno Portugués porque rechazaron en su parlamento un nuevo plan de reformas económicas. Habrá elecciones anticipadas y la Unión Europea intervendrá el país. Nos hemos quedado sin cortafuegos. Está por ver si las medidas emprendidas por el Gobierno Español desde hace una año son suficientes para salvarnos de la quema. Si nos intervienen perderemos el poco margen de maniobra que tenemos y el bochorno y la falta de credibilidad como país nos lastrará en los próximos diez años.

* Hoy y mañana se discute el Pacto del Euro. Toca cobrar menos, trabajar más, cuestionar el Estado del Bienestar y empezar a asimilar que cosas tan importantes como la sanidad gratuita universal y la educación gratuita universal puedan estar en cuestión. O eso, o una nueva crisis financiera en los próximos tres o cuatro años (crisis en forma de W) que nos meta en más de seis millones de parados. De ahí a la aniquilación de la clase media, que es lo que sustenta un país, hay cero coma.

lunes, 21 de marzo de 2011

Pensamientos Inconexos XXXVI

* El otro día me miraron raro porque dije que yo de vacaciones a Marruecos NO me voy ni de coña, que yo, de vacaciones, me voy al Primer Mundo. No por nada, sino porque para 15 días libres que tengo al año paso de estar sufriendo y que se me parta el alma al ver tanta miseria (ya tuve bastante con mi visita a Túnez). No es una cuestión de racismo, es una cuestión de egoismo y cobardía, si quereis, pero NO racismo. Por un segundo me sentí el toro que mató a Manolete... Menos mal que a estas alturas de la película los sentimientos de culpa me duran cero coma.

* Hay que ver lo que disfruto los años en que NO compagino trabajo con oposiciones. Esta primavera la pienso aprovechar al máximo.

* Ayer escuché una curiosa teoría sobre las panzas cerveceras de los hombres, las raices relacionadas con esas panzas y... No seguiré. Sólo hago un guiño a la pandilla dominguera sierraespuñera que compartimos ayer el día. ¡¡¡P'habersematao!!!

* A Paco le encanta provocar, lo que ocurre es que NO hay nadie que le entre al trapo. Todos mis amigos del "feis" y aquellos que leen este blog tienen la prudencia por bandera. Salvo Paco, claro, que muy prudente NO parece que sea, pero en realidad sí lo es, y es mejor persona todavía; aunque se empeñe en parecer el sargento Hartman de la Chaqueta Metálica.

* Si yo contemplase la posibilidad de encontrarme fuera o dentro de lugar en cada situación de mi vida social, seguramente NO saldría de casa. Y ahora de "single" es cuando menos me planteo esa cuestión aunque muchas veces me vea en reuniones y acontecimientos llenos de gente emparejada.

* ¿Sabeis aquella teoría económica que reza la conveniencia de NO poner todos los huevos en la misma cesta por si se cae la cesta y se rompen todos los huevos? Hay que distribuirlos en distintas cestas para tener alguna salida si vienen mal dadas, para tener alguna zona de escape, para tener más huevos con más cestas si se nos rompe una de ellas. Esa teoría es aplicable a todas las facetas de la vida, tanto si estamos hablando de la economía de un país (mira cómo estamos por la burbuja del ladrillo) como al ámbito de las relaciones personales. Y nadie dijo que esa distribución de huevos, esa diversificación, fuese fácil. Es aconsejable, pero de ningún modo fácil.

* Una amiga me comenta lo ansiosa que se siente porque le gusta un chico y NO sabe a qué atenerse con él. Le ha puesto ya el pie, pero NO ve respuesta por su parte, y esa incertidumbre le lleva a mal traer. Le comenté que haga como yo, una vez que el interés de uno quede patente, que suelte sedal, afloje la carraca, y, después, NO tense demasiado el hilo. Quizá sea muy gordo el bicho para sacarlo con el equipo que lleva uno o quizá el bicho NO sabe si se quiere dejar pescar. En cualquier caso se impone la sutileza, la sangre fría y el NO forzar. También se impone el NO darle más importancia al asunto de la que tiene. Si haces depender tu felicidad en encontrar a una pareja, mal camino llevamos... ¡¡Pero malo!!

viernes, 18 de marzo de 2011

Pensamientos Inconexos XXXV

* Voy trajinando con mi ipod nano y me cruzo con una chica de la que ni me doy cuenta y cuando ha pasado, un segundo después, levanto la vista y veo a dos hombres mirar hacia abajo en dirección a lo que queda a mi espalda. Pieso: "me juego el cuello a que hay un bonito culo a mis seis". Efectivamente, vuelvo la mirada y ahí está el bonito culo de la chica. ¡¡Qué sencillos somos, que no simples, copín!!

* Acabo de venir de la calle y se ve la luna enorme. Este perigeo lunar (máxima aproximación a nosotros durante su órbita) será el mayor en 18 años. Mañana estará en todo su esplendor coincidiendo con luna llena.

* "De vez en cuando la vida toma café conmigo". Joan Manuel Serrat.

* Anoche aprobó el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas la zona de exclusión aérea para Libia. Eso impedirá que los cazas de Gadafi masacren a la población civil levantada contra el sátrapa. La fuerza aérea que tiene el mandato de la ONU podrá incluso atacar unidades acorazadas de tierra.

   Gadafi ha hecho lo que No hicieron ni tunecinos ni egipcios, ordenar al ejército masacrar a población civil. Y lo ha hecho porque gran parte de su ejército NO son libios, sino mercenarios; pagados con el dinero del petróleo. Lei un libro hace mucho que explicaba cómo el Coronel Gadafi fue capaz en los años setenta de hacer dar media vuelta a la VI Flota Norteamericana que iba a machacarle. Esta vez NO tendrá tanta suerte. Tiene a la misma VI Flota a pocas millas de su costa y a Francia, Canadá, Reino Unido, Dinamarca, Noruega y España dispuestos a pararle los pies con una resolución de la ONU como carta de presentación. Hay gente que sólo entiende las cosas a base de hostias, y cuanto más fuertes sean las hostias, más entran en razón.

* La falta de operancia de la Comunidad Internacional respecto a este tema me ha llevado a recordar lo que nos contaba un profesor de historia. Nos explicaba apasionadamente cómo en 1960 el Servicio de Inteligencia Israelí (Mossad) descubrió que uno de los responsables del Genocidio Nazi, Adolf Eichmann, se ocultaba en Argentina. Tras numerosas peticiones del Gobierno Israelí a la ONU y la propia Argentina para que extraditasen al asesino y tras otras tantas negativas, el Mossad montó un operativo compuesto por un grupo de "nokmin" (Vengadores). Secuestraron en las calles de Buenos Aires al genocida y lo montaron en un avión israelí que permanecía en un aeropuerto argentino. En pleno vuelo, cuando todavía no habían salido del espacio aéreo argentino, el gobierno del país se enteró y amenazó con hacer despegar sus cazas y derribarlo. La respuesta del Gobierno Israelí fue que si hacían eso NO quedaría piedra sobre piedra en Argentina cuando terminasen con ellos. Eichmann fue juzgado en Israel y condenado a la horca.

* Impresiona ver el comportamiento cívico del pueblo japonés a pesar de lo que están pasando y de lo que les queda. Sólo un pueblo así sería capaz de crear un arte marcial como el JUDO.

* El próximo fin de semana voy con mi hermano y Silvia a Barcelona a traernos una lancha que han comprado. Con un poco de suerte estaré el Día del Bando de la Huerta bañándome en Cala Cerrada.

domingo, 13 de marzo de 2011

Media Maratón de Murcia, edición XXXII

* Esta mañana ha sido la Media Maratón de Murcia. Una carrera preciosa para mí y disfrutada al máximo. Hay carreras en las que tienes malas sensaciones desde que te levantas, horas antes de empezar a correr y hay otras, como ésta, en las que las sensaciones son buenas desde el principio.

* La mañana ha empezado con un café con leche bien cargado y dos donuts blancos (azúcar en vena). Sólo en días de media me puedo permitir el lujo de comer todo lo que me da la gana (son casi las siete de la tarde y le he metido mano a otro donut para merendar). ¡¡Un gusto!! El día ha amanecido con sol y no demasiado frío.

* Una vez en el pabellón de deportes del Infante, recogida del dorsal y a calentar. El ambiente es uno de los grandes incentivos en estas pruebas. Vas saludando a gente con la que has coincidido durante años y que, en muchas ocasiones, ni conoces el nombre. Las trincheras unen a la gente. Esa es una constante en el deporte, por eso tiene tanta magia. Ya sean corredores populares, judokas o cualquier otro deportista. Todos sudamos por los mismos poros y tenemos parecidas sensaciones que van desde el dolor a la superación a la satisfacción, incluso a la decepción.

* Y se da la salida, a las diez en punto. El circuíto por el centro de la ciudad. La carrera ha estado llena de situaciones que la han hecho más que entretenida.

- A los dos kilómetros hemos cruzado uno de los puentes del río. Pues bien, a mitad del puente, empiezo a notar un ligero mareo y una descoordinación de la zancada... me he asustado. Primer pensamiento, automático, como un rayo: "¡¡¡La hostia puta, me está pasando algo, tengo que parar, tengo que parar!!!!", inmediatamente he pensado "Es imposible, sólo llevo dos kilómetros, los desplomes de los corredores suceden a partir del kilómetro 15". Al salir del puente, todos los corredores a mi alrededor llevábamos la misma cara de susto, hasta que nos hemos percatado de que era el puto puente que se movía por la gente y el viento que soplaba. Os puedo asegurar que nos hemos asustado. Ha sido un tema a comentar durante toda la carrera. La cuestión no es baladí, hace dos años cayó fulminado por muerte súbita el director de la prisión de Sangonera en la Media de Santa Pola y todos los años suceden accidentes parecidos.

- Continuando con la prueba, me percato que voy codo a codo con el Alcalde Cámara y sus escoltas. Acosado de cerca por los funcionarios en pie de guerra que participaban también en la prueba. Se conserva bien el tipo, corre estiloso y a buen paso. Los funcionarios en pie de guerra tampoco eran cojos, han estado coreando consignas toda la carrera.

- Por primera vez en una media había un globo que marcaba el ritmo de 2 horas 01 minutos. En las que he corrido hasta ahora había globos de una hora y media y una hora y cuarenta minutos, pero nunca un globo de ritmo de dos horas. Ha venido de lujo, porque me he pegado a rueda de ellos y no he tenido que preocuparme de controlar mi cronómetro a cada kilómetro.

- También me he cruzado con Salvador Marín, consejero de universidad, empresa e investigación. Profesor mío de la Facultad de Economía y Empresa hace años. Ha pasado completamente desapercibido para los aguerridos funcionarios en pie de guerra, pero yo sí lo he reconocido. Antes de que se quedase rezagado del globo de dos horas, le he tendido la mano y le he dicho "ánimo profe". Me ha dado las gracias efusivamente. Se le veía madurito, por lo rojo que iba, digo.

- Y lo que pasa, a partir del kilómetro 15, concretamente en el 16, un militar de la III Bandera Paracaidista Ortiz de Zárate, delante de mi grupo, se ha desplomado. Impresiona porque no es que den traspies y luego caigan poniendo las manos o algo así, NO, es que caen a plomo. Habrá sido una lipotimia, porque si no ha dicho nada la radio ya, es que todo ha sido un susto. Enseguida policía local y una UME echando leches hacia el accidentado. Muy bien la organización, la verdad.

* En el kilómetro 17, cuando me he visto con fuerzas suficientes y suficientemente cerca de meta paro NO correr el riesgo de petar, he dejado atrás al grupo del globo y acelerando el paso he llegado en dos horas, cero minutos, veinte segundos. Creo que mi tiempo oficial estará por debajo de las dos horas porque desde que han dado la salida hasta que he pisado la alfombra que marca tu tiempo con el chip que llevas en las cordoneras han pasado entre 45 segundos y un minuto. Mañana cuelgan los tiempos oficiales.

* A los del globo de las dos horas se les ha pegado el arroz, porque han entrado en dos horas casi cinco minutos.

* Y por último, la cerveza que te tomas en la zona de recuperación sabe como ninguna.


sábado, 12 de marzo de 2011

Pensamientos Inconexos XXXIV

* Las excusas ya existían antes que Mourinho. Aunque su ego le lleve a creer que NO nos daremos cuenta, se equivoca. Son algo que le precedieron y que le sucederán.

* Al parecer NO me pega el calificativo de "machote". Ser seguidor de la corriente puño de hierro en guante de seda le resta a uno virilidad en la fachada.

* El terremoto y posteriores tsunamis de Japón demuestran, una vez más, que morirse es un instante. Por rico que seas y bien preparado que estés.

   Las tripulaciones de la Barcelona Ocean Race han pasado horas de angustia ante la posibilidad de tener una tormenta blanca a popa. Tormenta blanca, o sea, ola solitaria, ola gigante, ola asesina. Una de las peores pesadillas a bordo.

* Mañana corro la Media Maratón de Murcia. Estoy de concentración. La inquietud y la adrenalina ya empiezan a aparecer. Siempre me pasa igual. Las mismas dudas, la misma incertidumbre. Es una prueba con el peor de los jurados, tú mismo. Por mucho que le quites importancia, por mucho que digas que no es más que una carrera, al final siempre le otorgas valor... más del que desearías. Sé que será doloroso y sé que, a la vez, disfrutaré. Mi mantra preferido desde que leo a Murakami, pase lo que pase, al menos aguantaré sin andar.

* Algo de motivación: http://www.youtube.com/watch?v=7dvi3U7FeVo&feature=fvst

miércoles, 9 de marzo de 2011

Nueva singladura

* Siempre que me planteo reunir una tripulación nueva para la siguiente singladura surgen las mismas dudas y me hago las mismas preguntas. Con los dos capitanes de yate (Manuel y Raúl) y con el patrón de embarcaciones de recreo (yo) No hay dudas. Manuel y Raúl son los brujos, yo el aprendiz de brujo. Sabemos a lo que vamos, sabemos que nos gusta, sabemos que lo vamos a disfrutar al máximo. La incertidumbre viene con el resto de la tripulación si nunca han vivido esa experiencia.

* Por lo general quien se anima de nuevas a pasar 24 horas navegando en un velero por el Mediterráneo le seduce la idea porque es algo exótico, poco frecuente, atractivo a priori... A priori, esa es la clave.

* Voy a entrar en detalles. Estamos hablando de un velero de entre 36 y 38 pies, o sea, unos doce metros de eslora. Con una camareta (cámara de los buques pequeños) espaciosa y tres camarotes. El camarote del armador (el de proa) es "bastante" amplio (nótese las comillas) y los dos de popa algo más pequeños. Además, el barco dispone de un cuarto de baño, como NO podía ser de otra manera. También tiene una minicocina con frigorífico, fogones, horno y fregadero. Por último, hay una mesa de cartas (cartas náuticas) desde donde se controla la electricidad y la electrónica.

   En cubierta la vida se hace en la bañera del barco, en la que se sitúa la caña (timón), la bitácora (lugar donde se sitúa la aguja naútica) y los sistemas electrónicos de ayuda a la navegación. Además de una mesa plegable para disfrutar de aperitivos y cervezas (¡¡que NO falten!!) al aire libre.

* Hasta aquí todo muy bien. Pero retomando mis reservas a la hora de reclutar nuevas tripulaciones, diré que también hay una serie de situaciones que se dan en entorno tan particular que hacen de cada travesía con gente nueva algo lleno de interrogantes. Vuelvo a entrar a detalles:

- Ante la pregunta ¿te mareas?, suelen responder que NO se han mareado en su vida, ni en el coche ni el aquel crucero que hicieron hace un tiempo. Pasan por alto que  un Bavaria 36 NO es un coche ni un crucero. Puede ocurrir que con algo de biodramina el mareo NO les visite o puede ocurrir que se pongan verdes a la media hora de zarpar y ya NO les abandone ese favorecedor color hasta que desembarquen (jurando en arameo).

- El espacio. También una prueba a superar. 24 horas parece que se pasan pronto, pero en un espacio tan reducido os aseguro que es bastante tiempo. Si los componentes de la tripulación son buena gente y tienen buen carácter, todo irá como la seda. Pero como algun@/@s tengan un carácter algo más "dificilillo", la cosa se puede complicar. En este sentido nunca hemos tenido problemas porque nos relacionamos con muy buena gente.

- El servicio. Su espaciosidad suele ser suficiente, pero si el barco va en mar algo picada hacer tus necesidades (cualquiera de ellas) suele resultar de lo más "divertido" (nótese de nuevo las comillas) y hay que sincronizarse con los pantocazos (cabeceos) del barco, de manera que fluyas con el movimiento en vez de oponerte a él... BE WATER, MY FRIEND!!

* Si a pesar de todo lo anterior la entusiasta nueva tripulación que tienen acordada la singladura del 14 de mayo NO desertan presa del pánico, les voy a decir algunas cosas más, a ellos y a los futuribles que me puedan leer:

- El hormigueo que notas en el estómago el sábado tarde en el bar del puerto deportivo Tomás Maestre mientras esperas la hora de ir al pantalán a coger el barco me viene siempre, por más singladuras que haga, y es emocionante.

- Cruzar el Canal del Estacio mientras el puente está izado y salir al Mediterráneo. Siempre y cuando haya buena mar, si no, tendremos que quedarnos en el Mar Menor.

- Poner rumbo sur. Aún NO lo he hablado con Manuel, pero me apetece esta vez rumbo sur. Pasando por Islas Hormigas (donde naufragó El Sirio), doblando Cabo de Palos. Adentrándonos en aguas del parque regional del Calblanque y fondeando para hacer noche cerca de Portman.

- Cenar en buena compañía, con cerveza que nunca falte (¡¡NO, por Dios!!)

- Salir a cubierta a tomar la copa de después y tener un manto de estrellas que parece que se te caen encima. Ojalá que NO esté nulo.

- A la mañana siguiente largar velas y apagar el motor. Notar cómo el barco ciñe, lo imponente del trapo, el tragín de la faena a bordo para cada maniobra con ellas y navegar en silencio, sin el ronroneo del motor, sólo escuchando la proa cortando el agua. Y, si tenemos suerte y el mar y el viento acompañan, hacer unas ceñidas a rabiar para que la adrenalina corra un poquico.

- Tomar el aperitivo y comer en cubierta, fondeados en la playa de Cabo de Palos (¡¡ojalá que haga buen día!!)

- Volver al Mar Menor (aguas seguras) el domingo tarde, antes de devolver el barco, y darnos un último baño y merendar.

   Bueno, paro que me lio, me lio...

   * Aquí teneis el enlace del blog de mi amigo Manuel. En él podeis ver la última singladura que hicimos en julio pasado. Hay vídeo y fotos.

http://fomalhaut-mp.blogspot.com/2010/10/travesia-en-barco-del-317-al-1810.html

* Buenas noches y buena mar.

domingo, 6 de marzo de 2011

Borrascas perfectas. Por Arturo Pérez-Reverte





Con este fulano tengo una relación de amor-odio. De vez en cuando lo noto excesivo, soberbio y capaz de meterse en cualquier charco, aunque no le hayan invitado, nada más que por satisfacer su ego. En otras ocasiones me parece genial, un maestro, alguien de quien aprender. Esta entrada es un exponente de este último Reverte.



Borrascas perfectas. Por Arturo Pérez-Reverte


He leído con atención tu carta. Hablas del mar y también de la borrasca en que te ves, de la incertidumbre y de la vida. Deduzco que eres muy joven, y hay algo que quisiera contarte sobre eso. Yo tengo 59 años y amo el mar, pero ya sólo navego por el Mediterráneo. Pasó la edad en que me seducían otros mares y otras costas. Con canas en la barba y arrugas en la cara acabé confirmando que mi verdadera patria es ese lugar viejo y sabio, memoria de velas blancas y naufragios, por donde vinieron los héroes, los dioses y las antiguas leyendas que me educaron con rumor de resaca, en playas donde, al fuego hecho con madera de deriva, hombres de manos encallecidas por remos y redes, piel curtida y ojos quemados de sal, fumaban tabaco negro, hervían calderos de arroz y asaban sardinas. Quien no conoce de esas aguas más que las orillas, las cree siempre apacibles, azules, de mansos amaneceres y rojas puestas de sol. Ignora que algunos de los más furiosos temporales pueden desatarse en ellas sin previo aviso: el mar golpeando de manera despiadada, voluble y traidor.


En realidad, ningún mar es mala gente. Es el viento el que lo hace peligroso y mortal. Pero, a diferencia del Atlántico, donde los temporales pueden a veces prevenirse en intensidad, trayectoria y duración, y donde la ola suele ser larga y tendida, más gobernable, el Mediterráneo desata su furia de improviso, con vientos inesperados y una ola corta, asesina, que machaca los barcos y agota a quienes los tripulan. Viví entre marinos desde niño, y me crié con relatos de buques y mar. Nunca olvidé el respeto con que viejos capitanes, curtidos en todos los océanos, hablaban de la mar terrible que los temporales del norte levantan en el golfo de León. Después, con el paso del tiempo, yo mismo tuve ocasión de comprobar en persona cómo es capaz de golpear el azul Mediterráneo cuando se torna malhumorado y cabrón. Cuando se pone barbas grises.


De una de esas situaciones hablé aquí alguna vez: fue a bordo del petrolero Puertollano, navidad de 1970, y tuvimos una mar horrorosa doblando el cabo Bon, frente a la costa de Túnez, con olas de diez metros y viento que en la escala Beaufort se conoce como temporal duro, de fuerza 10. En otras ocasiones tampoco escapé a los temibles mistrales del golfo de León o a las noroestadas duras del canal de Cerdeña; con la angustia que supone, en esos casos, estar al mando de tu propio barco, tomando las decisiones, y que éste sea un velero con tripulantes de cuyas vidas eres responsable. Y te aseguro que un mistral de fuerza 8 pegando en la amura de estribor durante horas, con sólo una trinquetilla arriba, la mayor reducida al último rizo y el barco -valiente, fiel y marinero, bendito sea- navegando a ocho nudos escorado hasta el trancanil, dando pantocazos, macheteando entre rociones y rachas la maldita ola corta mediterránea, es algo que, por mucho que ames el mar, puede hacerte renegar de él, de los barcos y de la madre que te parió.


Sin embargo, hay algo bueno en eso. Cuando todo acaba felizmente, si el barco navegó bien gobernado y estás a salvo en aguas tranquilas, hay algo que caldea tu espíritu con legítimo orgullo: pasaste la prueba. Llevaste a puerto el barco, a los tripulantes y a ti mismo. Eres marino. Hiciste las cosas como debías, y ahora estás a salvo. Librado a tus propias fuerzas, con los dientes apretados, sin aspavientos, estuviste allá lejos, donde nadie puede decir basta, oigan, paren esto que me bajo. Y, por mucho título de capitán de yate que tengas en casa, posees el mejor certificado náutico del mundo: saliste vivo, con tu barco. Porque si es verdad que el mar, cuando se lo propone, acaba matando a cualquiera, incluso al mejor marino, también es cierto que primero liquida a los torpes, a los arrogantes y a los imbéciles; a quienes carecen de la suficiente experiencia o la humildad -que allí son sinónimos- para comprender que el mar, reflejo exacto de la vida, con sus borrascas imprevistas y sus arrecifes acechando en alguna parte, es lugar peligroso. Y que una saludable y constante incertidumbre, la desconfianza de quien se sabe siempre en territorio enemigo, ayuda a mantenerse vivo.


Y, bueno. Eso es todo, o casi. Sólo quería decirte que, lo mismo que el mar, espejo de la vida, también la tierra firme -engañosamente firme- tiene borrascas perfectas que discurren por el corazón del ser humano, probándolo, tanteando su resistencia y su coraje. Y que no hay mejor adiestramiento y ojo marinero para enfrentarse a ellas, aparte una saludable incertidumbre, que la lucidez, la tenacidad y la cultura. Ellas te ayudarán a sobrevivir entre tus particulares temporales de fuerza 8. Y en el peor de los casos, si no queda otra, a perderte con tu barco luchando hasta el final, silencioso y sereno como un buen marino. Con el consuelo de que lo hiciste todo lo mejor posible.

viernes, 4 de marzo de 2011

Un viejo verde

"Un viejo verde", relato de Leopoldo Alas Clarín. Esta entrada es un poco larga pero creo que merece la pena.



UN VIEJO VERDE



Oid un cuento... ¿Que no le queréis naturalista? ¡Oh, no! será idealista, imposible... romántico.


***


Monasterio tendió el brazo, brilló la batuta en un rayo de luz verde, y al conjuro, surgieron como convocadas, de una lontananza ideal, las hadas invisibles de la armonía, las notas misteriosas, gnomos del aire, del bronce y de las cuerdas. Era el alma de Beethoven, ruiseñor inmortal, poesía eternamente insepulta, como larva de un héroe muerto y olvidado en el campo de batalla; era el alma de Beethoven lo que vibraba, llenando los ámbitos del Circo y llenando los espíritus de la ideal melodía, edificante y seria de su música única; como un contagio, la poesía sin palabras, el ensueño místico del arte, iba dominando a los que oían, cual si un céfiro musical, volando sobre la sala, subiendo de las butacas a los palcos y a las galerías, fuese, con su dulzura, con su perfume de sonidos, infundiendo en todos el suave adormecimiento de la vaga contemplación extática de la belleza rítmica.


El sol de fiesta de Madrid penetraba disfrazado de mil colores por las altas vidrieras rojas, azules, verdes, moradas y amarillas; y como polvo de las alas de las mariposas iban los corpúsculos iluminados de aquellos haces alegres y mágicos a jugar con los matices de los graciosos tocados de las damas, sacando lustre azul, de pluma de gallo, al negro casco de la hermosa cabeza desnuda de la morena de un palco, y más abajo, en la sala, dando reflejos de aurora boreal a las flores, a la paja, a los tules de los sombreros graciosos y pintorescos que anunciaban la primavera como las margaritas de un prado.


***


Desde un palco del centro oía la música, con más atención de la que suelen prestar las damas en casos tales, Elisa Rojas, especie de Minerva con ojos de esmeralda, frente purísima, solemne, inmaculada, con la cabeza de armoniosas curvas, que, no se sabía por qué, hablaban de inteligencia y de pasión, peinada como por un escultor en ébano. Aquellas ondas de los rizos anchos y fijos recordaban las volutas y las hojas de los chapiteles jónicos y corintios y estaban en dulce armonía con la majestad hierática del busto, de contornos y movimientos canónicos, casi simbólicos, pero sin afectación ni monotonía, con sencillez y hasta con gracia. Elisa Rojas, la de los cien adoradores, estaba enamorada del modo de amar de algunos hombres. Era coqueta como quien es coleccionista. Amaba a los escogidos entre sus amadores con la pasión de un bibliómano por los ejemplares raros y preciosos. Amaba, sobre todo, sin que nadie lo sospechara, la constancia ajena: para ella un adorador antiguo era un incunable. A su lado tenía aquella tarde en otro palco, lleno de obscuridad, todo de hombres, su biblia de Gutenberg, es decir, el ejemplar más antiguo, el amador cuyos platónicos obsequios se perdían para ella en la noche de los tiempos.


Aquel señor, porque ya era un señor como de treinta y ocho a cuarenta años, la quería, sí, la quería, bien segura estaba, desde que Elisa recordaba tener malicia para pensar en tales cosas; antes de vestirse ella de largo ya la admiraba él de lejos, y tenía presente lo pálido que se había puesto la primera vez que la había visto arrastrando cola, grave y modesta al lado de su madre. Y ya había llovido desde entonces. Porque Elisa Rojas, sus amigas lo decían, ya no era niña, y si no empezaba a parecer desairada su prolongada soltería, era sólo porque constaba al mundo entero que tenía los pretendientes a patadas, a hermosísimas patadas de un pie cruel y diminuto; pues era cada día más bella y cada día más rica, gracias esto último a la prosperidad de ciertos buenos negocios de la familia.


Aquel señor tenía para Elisa, además, el mérito de que no podía pretenderla. No sabía Elisa a punto fijo por qué; con gran discreción y cautela había procurado indagar el estado de aquel misterioso adorador, con quien no había hablado mas que dos o tres veces en diez años y nunca más de algunas docenas de palabras, entre la multitud, acerca de cosas insignificantes, del momento. Unos decían que era casado y que su mujer se había vuelto loca y estaba en un manicomio; otros que era soltero, mas que estaba ligado a cierta dama por caso de conciencia y ciertos compromisos legales... ello era que a la de Rojas le constaba que aquel señor no podía pretender amores lícitos, los únicos posibles con ella, y le constaba porque él mismo se lo había dicho en el único papel que se había atrevido a enviarle en su vida.


Elisa tenía la costumbre, o el vicio, o lo que fuera, de alimentar el fuego de sus apasionados con miradas intensas, largas, profundas, de las que a cada amador de los predilectos le tocaba una cada mes, próximamente. Aquel señor, que al principio no había sido de los más favorecidos, llegó a fuerza de constancia y de humildad a merecer el privilegio de una o dos de aquellas miradas en cada ocasión en que se veían. Una noche, oyendo música también, Elisa, entregada a la gratitud amorosa y llena de recuerdos de la contemplación callada, dulce y discreta del hombre que se iba haciendo viejo adorándola, no pudo resistir la tentación, mitad apasionada, mitad picaresca y maleante, de clavar los ojos en los del triste caballero y ensayar en aquella mirada una diabólica experiencia que parecía cosa de algún fisiólogo de la Academia de ciencias del infierno: consistía la gracia en querer decir con la mirada, sólo con la mirada, todo esto que en aquel momento quiso ella pensar y sentir con toda seriedad: «Toma mi alma; te beso el corazón con los ojos en premio a tu amor verdadero, compañía eterna de mi vanidad, esclavo de mi capricho; fíjate bien, este mirar es besarte, idealmente, como lo merece tu amor, que sé que es purísimo, noble y humilde. No seré tuya más que en este instante y de esta manera; pero ahora toda tuya, entiéndeme por Dios, te lo dicen mis ojos y el acompañamiento de esa música, toda amores». Y casi firmaron los ojos: Elisa, tu Elisa. Algo debió de comprender aquel señor; porque se puso muy pálido y, sin que lo notara nadie más que la de Rojas, se sintió desfallecer y tuvo que apoyar la cabeza en una columna que tenía al lado. En cuanto le volvieron las fuerzas se marchó del teatro en que esto sucedía. Al día siguiente Elisa recibió, bajo un sobre, estas palabras: «Mi divino imposible!». Nada más, pero era él, estaba segura. Así supo que tal amante no podía pretenderla, y si esto por una temporada la asestó y la obligó a esquivar las miradas ansiosas de aquel señor, poco a poco volvió a la acariciada costumbre y, con más intensidad y frecuencia que nunca, se dejó adorar y pagó con los ojos aquella firmeza del que no esperaba nada. Nada. Llegó la ocasión de ver el personaje imposible, pretendientes no mal recibidos al lado de su ídolo, y supo hacer, a fuerza de sinceridad y humildad y cordura, compatible con la dignidad más exquisita, que Elisa, en vez de encontrar desairada la situación del que la adoraba de lejos, sin poder decir palabra, sin poder defenderse, viese nueva gracia, nuevas pruebas en la resignación necesaria, fatal, del que no podía en rigor llamar rivales a los que aspiraban a lo que él no podía pretender. Lo que no sabía Elisa era que aquel señor no veía las cosas tan claras como ella, y sólo a ratos, por ráfagas, creía no estar en ridículo. Lo que más le iba preocupando cada mes, cada año que pasaba, era naturalmente la edad, que le iba pareciendo impropia para tales contemplaciones. Cada vez se retraía más; llegó tiempo en que la de Rojas comprendió que aquel señor ya no la buscaba; y sólo cuando se encontraban por casualidad aprovechaba la feliz coyuntura para admirarla, siempre con discreto disimulo, por no poder otra cosa, porque no tenía fuerza para no admirarla. Con esto crecía en Elisa la dulce lástima agradecida y apasionada, y cada encuentro de aquellos lo empleaba ella en acumular amor, locura de amor, en aquellos pobres ojos que tantos años había sentido acariciándola con adoración muda, seria, absoluta, eterna.


Mas era costumbre también en la de Rojas jugar con fuego, poner en peligro los afectos que más la importaban, poner en caricatura, sin pizca de sinceridad, por alarde de paradoja sentimental, lo que admiraba, lo que quería, lo que respetaba. Así, cuando veía al amador incunable animarse un poco, poner gesto de satisfacción, de esperanza loca, disparatada, ella, que no tenía por tan absurdas como él mismo tales ilusiones, se gozaba en torturarle, en probarle, como el bronce de un cañón, para lo que le bastaba una singular sonrisa, fría, semiburlesca.


***


La tarde de mi cuento era solemne para aquel señor; por primera vez en su vida el azar le había puesto en un palco codo con codo, junto a Elisa. Respiraba por primera vez en la atmósfera de su perfume. Elisa estaba con su madre y otras señoras, que habían saludado al entrar a alguno de los caballeros que acompañaban al otro. La de Rojas se sentía a su pesar exaltada; la música y la presencia tan cercana de aquel hombre la tenían en tal estado, que necesitaba, o marcharse a llorar a solas sin saber por qué, o hablar mucho y destrozar el alma con lo que dijera y atormentarse a sí propia diciendo cosas que no sentía, despreciando lo digno de amor... en fin, como otras veces. Tenía una vaga conciencia, que la humillaba, de que hablando formalmente no podría decir nada digno de la Elisa ideal que aquel hombre tendría en la cabeza. Sabía que era él un artista, un soñador, un hombre de imaginación, de lectura, de reflexión... que ella, a pesar de todo, hablaba como las demás, punto más punto menos. En cuanto a él... tampoco hablaba apenas. Ella le oiría... y tampoco creía digno de aquellos oídos nada de cuanto pudiera decir en tal ocasión él, que había sabido callar tanto...


Un rayo de sol, atravesando allá arriba, cerca del techo, un cristal verde, vino a caer sobre el grupo que formaban Elisa y su adorador, tan cerca uno de otro por la primera vez en la vida. A un tiempo sintieron y pensaron lo mismo, los dos se fijaron en aquel lazo de luz que los unía tan idealmente, en pura ilusión óptica, como la paz que simboliza el arco iris. El hombre no pensó más que en esto, en la luz; la mujer pensó, además, en seguida, en el color verde. Y se dijo: «Debo de parecer una muerta», y de un salto gracioso salió de la brillante aureola y se sentó en una silla cercana y en la sombra. Aquel señor no se movió. Sus amigos se fijaron en el matiz uniforme, fúnebre que aquel rayo de luz echaba sobre él. Seguía Beethoven en el uso de la orquesta y no era discreto hablar mucho ni en voz alta. A las bromas de sus compañeros el enamorado caballero no contestó más que sonriendo. Pero las damas que acompañaban a Elisa notaron también la extraña apariencia que la luz verde daba al caballero aquel.


La de Rojas sintió una tentación invencible, que después reputó criminal, de decir, en voz bastante alta para que su adorador pudiera oírla, un chiste, un retruécano, o lo que fuese, que se le había ocurrido, y que para ella y para él tenía más alcance que para los demás.


Miró con franqueza, con la sonrisa diabólica en los labios, al infeliz caballero que se moría por ella... y dijo, como para los de su palco solo, pero segura de ser oída por él:


-Ahí tenéis lo que se llama... un viejo verde.


Las amigas celebraron el chiste con risitas y miradas de inteligencia.


El viejo verde, que se había oído bautizar, no salió del palco hasta que calló Beethoven. Salió del rayo de luz y entró en la obscuridad para no salir de ella en su vida.


Elisa Rojas no volvió a verle.


***


Pasaron años y años; la de Rojas se casó con cualquiera, con la mejor proposición de las muchas que se le ofrecieron. Pero antes y después del matrimonio sus ensueños, sus melancolías y aun sus remordimientos fueron en busca del amor más antiguo, del imposible. Tardó mucho en olvidarle, nunca le olvidó del todo: al principio sintió su ausencia más que un rey destronado la corona perdida, como un ídolo pudiera sentir la desaparición de su culto. Se vio Elisa como un dios en el destierro. En los días de crisis para su alma, cuando se sentía humillada, despreciada, lloraba la ausencia de aquellos ojos siempre fieles, como si fueran los de un amante verdadero, los ojos amados. «¡Aquel señor sí que me quería, aquél sí que me adoraba!».


Una noche de luna, en primavera, Elisa Rojas, con unas amigas inglesas, visitaba el cementerio civil, que también sirve para los protestantes, en cierta ciudad marítima del Mediodía de España. Está aquel jardín, que yo llamaré santo, como le llamaría religioso el derecho romano, en el declive de una loma que muere en el mar. La luz de la luna besaba el mármol de las tumbas, todas pulcras, las más con inscripciones de letra gótica, en inglés o en alemán.


En un modesto pero elegante sarcófago, detrás del cristal de una urna, Elisa leyó, sin más luz que aquella de la noche clara, al rayo de la luna llena, sobre el mármol negro del nicho, una breve y extraña inscripción, en relieve, con letras de serpentina. Estaba en español y decía: «Un viejo verde».


De repente sintió la seguridad absoluta de que aquel viejo verde era el suyo. Sintió esta seguridad porque, al mismo tiempo que el de su remordimiento, le estalló en la cabeza el recuerdo de que una de las poquísimas veces que aquel señor la había oído hablar, había sido en ocasión en que ella describía aquel cementerio protestante que ya había visto otra vez, siendo niña, y que la había impresionado mucho.


«¡Por mí, pensó, se enterró como un pagano! Como lo que era, pues yo fui su diosa».


Sin que nadie la viera, mientras sus amigas inglesas admiraban los efectos de luna en aquella soledad de los muertos, se quitó un pendiente, y con el brillante que lo adornaba, sobre el cristal de aquella urna, detrás del que se leía «Un viejo verde», escribió a tientas y temblando: «Mis amores».


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Me parece que el cuento no puede ser más romántico, más imposible...