Fuimos a la zona del Campo de San Juan, una pedanía de Moratalla que se encuentra limítrofe con la Sierra del Segura y el sur de Albacete.
Iniciamos la marcha en un pueblecillo cercano al Sabinar que se llama Zaén de Arriba. Allí dejamos los coches, a una altura aproximada de 1.100 metros sobre el nivel del mar.
Nada más salir (a las nueve de la mañana comenzamos), iniciamos la ascensión al calar de Zaén. Un impresionante macizo calcáreo con cuevas impresionantes que usan los pastores incluso en la actualidad para guardar el ganado. La subida se las trae, sobre todo por el frío con el que empezamos, dos grados sobre cero, y porque es muy pronunciada y los músculos estaban fríos.
Una vez pasado el Calar de Zaén, nos dirigimos a Bajil que es un pueblo con cuarto casas (literal) y a su chaparral, un bosque de encinas que por el aprovechamiento de los habitantes de la zona durante decenas de años se han quedado chaparras, pequeñas, como consecuencia de continuas podas para leña y el efecto del ganado alimentándose.
Se encuentra el chaparral en zona caliza, por eso lo de calar, con lo que todo está repleto de cuevas. Entramos a dos, la de la Iglesia y la cueva del "Murciguillo".
Gemma y Francisco encantados entre encinas y nieve:
Vista panorámica del chaparral desde el lugar donde comimos:
Aquí está Francisco posando delante de una sabina. Al pueblo del Sabinar se le conoce así porque alberga uno de los últimos bosques de sabina del sur de Europa. Francisco nos ilustró durante toda la travesía y jornada, además de hacernos de guía junto con Diego. Se metió un buen trabajo de organización para que todo saliese bien, no nos perdiésemos y pudiésemos ver todo lo que aquella zona ofrece. ¡¡Gracias, Francisco!!
En el mismo Chaparral, después de ver las cuevas, subimos al punto más alto, el Puntal de Cárdenas, a 1.430 metros. Una azotea acojonante donde pudimos divisar kilómetros a la redonda.
Bajando del Puntal de Cárdenas hacia el Ricón de los Huertos, donde hay unas casa rurales encajonadas en una garganta preciosa y a 1.260 metros.
Una vez que pasamos por el Rincón de los Huertos, nos adentramos en la Cañada de Bajil, un encajonamiento que nos llevaba de vuelta al Calar de Zaén y al punto de partida de nuestra jornada.
Una cosa extremadamente sorprendente que hay en la Cañada de Bajil es la Cueva del Barco, es una cueva en la que hay pintada una carabela que la Universidad de Murcia ha datado que fue pintada en el siglo XVI, se piensa que por alguien que hizo noche allí en esa época y que estuvo embarcado en uno de aquellos navíos.
Al final de la Cañada de Bajil nos desviamos un poco para ascender al Collado de las Víboras, a 1.350 metros. En lo alto de ese collado se encuentran los restos de un poblado calcolítico (Edad del Bronce) y también se encuentra allí el famoso dolmen megalítico de Bajil (monumento funerario).
Y ya de vuelta al inicio de nuestra ruta.
FÓSIL (vimos a millares)
Y ya una vez de vuelta en Zaén de Arriba, corriendo al bar a tomar No una cerveza, como sería lo habitual, sino un café con leche bien caliente. En total algo más de 17 km de ruta y unas seis horas y media, contando las paradas.
Os dejo con esta delicia de música.
Nos vemos en el camino, querid@s, cuidaos mucho.
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