sábado, 22 de agosto de 2015

Singladura 15 - 16 de agosto de 2015

La RAE define singladura como la distancia recorrida por una nave en 24 horas. También tiene la acepción de rumbo.

El pasado fin de semana hicimos la singladura anual, entre otros, mis dos amigos capitanes de yate, Manuel, Raúl y yo que voy como tercero de a bordo (soy patrón de embarcaciones de recreo, P.E.R.). 

A pesar de tener menor titulación que mis dos amigos capitanes, los P.E.R. podemos gobernar embarcaciones de hasta 12 metros de eslora, habilitado a navegación a vela en mi caso, sin límite de motorización y siempre dentro de las 12 millas de las aguas territoriales españolas y las aguas interinsulares. 

Alquilamos todos los años un velero marca bavaria de 36 pies, unos 12 metros. Lo alquilamos 24 horas y esta vez salimos el sábado 15 de agosto a las 19:00 y dejamos el barco el domingo 16 de agosto a las 19:00 horas. 

Para nada sale caro disfrutar de una singladura alquilando un velero así. Con alquiler, comida y gasolina, apenas llegamos a los 100 € cada una de las seis personas que hicimos la aventura de este año. Siempre y cuando uno mismo esté capacitado para manejar el velero, si hay que contratar patrón o capitán, la cosa es diferente.

Siempre salimos del puerto deportivo Tomás Maestre en La Manga. 

- Unos años ponemos rumbo norte, pasando por San Pedro del Pinatar, Santa Pola, Torrevieja y llegando a la Isla de Tabarca, donde fondeamos y descansamos unas horas antes de volver.

- Otros años ponemos rumbo sur, navegando paralelos a la Manga, doblando Cabo de Palos, pasando por Calblanque, Portman, Bahía de Escombreras, Cartagena y llegando al Portús, donde fondeamos y descansamos unas horas antes de volver a Tomás Maestre. Este año hicimos esta ruta.

Llegamos a coger el sábado tarde el velero a una hora razonable y pudimos salir por el canal del Estacio en la apertura de las 20:00 horas. 

Los barcos solo a motor pueden pasar por el canal del Estacio a cualquier hora, pero los veleros, al tener un mástil, tienen que someterse a la apertura del puente levadizo para poder salir o entrar al Mar Mediterráneo. El puente del Estacio se eleva durante 10 minutos cada dos horas desde las ocho de la mañana hasta las diez de la noche.




Grande capitán Raúl:





Capitanes Manuel y Raúl:




Capitán Manuel y Tatiana desde el interior del velero y por el tambucho:








Ya hemos pasado el puente, nos queda a popa:



Una vez en el Mediterráneo y sin perder un minuto largamos velas. Pasamos entre El Farallón y La Isla Grosa y continuamos en paralelo a La Manga doblando después Cabo de Palos. La navegación a vela fue entretenida, la mar estaba bastante picada, el viento era fuerte y rolaba continuamente. Al llegar a Cabo de Palos e Islas Hormigas ya estaba casi de noche; lo doblamos y seguimos (siempre a vela) hasta el Puerto de Cartagena, pasando antes por el parque natural de Calblanque y la bahía de portman.

De izquierda a derecha faro de Tomás Maestre, Farallón e Isla Grosa: 





Por fin largamos velas:








Navegando a vela entre El Farallón e Isla Grosa. Ese es El Farallón desde bastante cerca.



Mirad la ceñida del barco. Las sensaciones que se tienen ciñiendo fuerte en un velero es de lo mejor:









Plotter, sonda, corredera, piloto automático, brújula... todo el instrumental de cubierta que hace más segura la navegación:



Patrón a la caña: 








Se nos echa la noche navegando a vela. A proa vemos (difuminadas) las Islas Hormigas y su faro. En estos momentos navegábamos entre Cabo de Palos e Islas Hormigas, a punto de doblar el cabo.




A la caña de noche así se ve el plotter. 




Como he comentado, las primeras horas de navegación la mar estaba bastante agitada, las olas eran incómodas y cansinas, menos mal que al doblar Cabo de Palos llevamos la mar de popa, porque si la llegamos a llevar de proa o de costado la paliza hubiese sido considerable. Una vez que dejamos atrás Cabo de Palos, Calblanque y Portman, Manuel tuvo la idea de entrar en el Puerto de Cartagena para descansar un poco en aguas más calmas de tanto movimiento que habíamos llevado hasta entonces.

Entramos por la bocana del Puerto de Cartagena sobre las doce de la noche. Entramos a motor y recogimos las velas, en los puertos no está permitido ir a vela por lo peligroso que sería. Además, pasamos del canal 16 de la emisora al canal 9, que es el canal de los puertos deportivos, eso lo hicimos por si alguien se dirigía a nosotros desde tierra poder atenderle. No bajamos a tierra, pero nos recorrimos todo el puerto con el motor al tran tran y viéndolo todo. Pasamos por al lado de buques militares, casi por al lado de su casco, pasamos pegados al buque de Salvamento Marítimo Clara Campoamor, uno de los buques más grandes y más modernos que tiene Salvamento Marítimo y que tiene su base en Cartagena. También navegamos pegados a la zona donde la gente estaba de fiesta en los distintos bares del puerto. Nadie nos dijo nada por la emisora, nadie salió a nuestro encuentro... Cuando nos cansamos de husmear por todo el puerto, salimos de nuevo a mar abierto y pusimos rumbo a El Portús, que es donde haríamos el fondeo y pasaríamos unas horas de descanso.


Entrando en el Puerto de Cartagena, lo que se ve es el Fuerte de Navidad, que dejamos a babor.



Aunque No se aprecia demasiado bien, las dos fotos siguientes son del buque de Salvamento Marítimo Clara Campoamor





Zona del puerto con sus bares y su paseo:








Al fondo Navantia. No se ve bien en la foto, pero en directo se veía claramente en dique seco al Buque de Investigación Oceanográfica Hespérides.






Llegamos a El Portús sobre las dos de la madrugada. Antes de llegar navegamos entre un montón de barcos gaseros enormes que estaban fondeados en la Bahía de Escombreras esperando que les diesen permiso para entrar en la refinería.

Una vez en El Portús, largamos el ancla y fondeamos. La bahía es tranquila y pudimos dormir tres o cuatro horas hasta las siete de la mañana. Estamos justo al abrigo de Cabo Tiñoso. Tuvimos un fondeo seguro.



A las siete de la mañana del domingo nos despertamos. Esas apenas cuatro horas de sueño nos cargaron las pilas. Desayuno, un buen baño en el mar y aseo. El Portús es un pueblo precioso lleno de gente en su camping nudista y gente no nudista en el pueblo. En él opera una empresa de kayak que hace salidas muy interesantes por toda esa zona de Cabo Tiñoso.

A las once de la mañana izamos el ancla y pusimos rumbo para deshacer el camino que habíamos hecho. Lo que pasamos de noche lo vemos ahora de día. La mar había calmado y la navegación fue deliciosa todo el día.


El Portús a primera hora:






Cabo Tiñoso:




Gaseseros fondeados esperando para entrar en la refinería de Escombreras:





Desde mi camarote:





Nos despedimos del Portús pasando por Isla de las Palomas. Pedro aprovecha para pescar al curricán con éxito, cuatro piezas en un ratillo.
















Isla de las Palomas:




Isla de las Palomas y Cabo Tiñoso:




Escombreras:





Rumbo al Gorgel, Portman, Calblanque y Cabo de Palos. Muchos veleros con el trapo largado, un disfrute total.








Mi victorinox helmsman (timonel). La navaja multiusos naútica que tiene Vitorinox. Muy útil en un barco.












Calblanque y Monte de las Cenizas:




Doblando Cabo de Palos:










Por esta zona ya navegábamos en paralelo a la Manga dejando a popa Cabo de Palos:





A las 16:00 horas entramos por el canal del Estacio hacia el Mar Menor. Fondeamos y comimos. Luego estuvimos un par de horas a motor rodeando la Isla del Barón y La Isla Perdiguera. A las 19:00 atracamos en el amarre de la empresa de alquiler del velero y bajamos a tierra.

















Un año más y una singladura más. Cada una de ellas es especial, No siempre la tripulación es la misma (procuramos ir siempre Manuel, Raúl y yo) y nunca la aventura es la misma, siempre surgen cosas nuevas (buenas y malas) y situaciones diferentes en un mar que cambia a cada minuto. Una metáfora de la vida condensada en 24 horas (me pongo afectado y todo...)

Una de las muchas cosas que he aprendido este año en la singladura es el nombre que se le da a los bajíos (elevación del fondo en los mares) que sobresalen muy poquito del agua en zonas bien adentradas en la mar y con los que hay que llevar sumo cuidado de no estampar el buque, para eso están las cartas naúticas y los plotter. En Cabo de Palos hay un par de ellos y es sorprendente, porque en mitad del mar y donde hay más de cuarenta metros de profundidad, ves aparecer una roca que apenas sobresale unos centímetros del agua. Pues bien, a esos peligrosos bajíos la gente de mar los llaman "rocas que velan"... porque están velando la superficie del mar ascendiendo desde las profundidades. Sólo a la gente de mar se les ocurre ese tipo de cosas. Son muy especiales.

Espero que os haya gustado la entrada, amig@s. Cojo las vacaciones hoy mismo. Si todo va bien en unas semanas habrá entrada de este blog con aventuras por el Pirineo de Huesca. Hasta entonces. Cuidaos mucho.


https://www.youtube.com/watch?v=V5yR4rrrYq8

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