Nuestra idea era alquilar unas raquetas de nieve y subir al Pico de la Miel. La estación ya se encuentra a considerable altura y nuestro objetivo tiene una altitud sobre el nivel del mar de 1.563 metros. Nos encontramos nieve pero menos de lo habitual para esta época del año debido a las temperaturas altas de los últimos días y la lluvia. Hace dos semanas, por ejemplo, había una cantidad de nieve considerable. Así que improvisamos y emprendimos la marcha sin raquetas, haciendo senderismo (trekking) hasta el Pico de la Miel (1.563 mts.)
Empezamos la caminata a las once menos cuarto. Una vez llegamos a nuestro objetivo se nos hizo corta la ascensión y tras cruzarnos con un montañero y preguntarle, decidimos ascender a otro pico de la zona, Castro Valnera, 1.718 metros sobre el nivel del mar.
Durante toda la jornada atravesamos terreno sin nieve y zonas donde nos metíamos hasta las rodillas en la nieve e incluso la cintura, en ocasiones. Llevábamos buen calzado pero nos faltó las polainas para evitar que nos terminase entrando en las botas. Anduvimos unas seis horas y media parando muy poco. Fue una paliza considerable pero mereció la pena. Unas vistas de montaña y valles pasiegos impresionantes. Naturaleza rebosante.
Comenzamos la aventura, Susana, Cristina, Silvia, Álvaro, Jorge y yo.
Detrás de nosotros se ve el pico CastroValnera, decidimos ir hacia allí.
De camino al segundo pico, las vistas son aún más increíbles...
Una vez alcanzado el valle con todos los huesos en su sitio, decidimos para un rato a comer y disfrutar de la nieve con unos trineos portátiles que habían traído:
Comenzamos el ataque al Castro Valnera:
Llegamos a una cota que pensamos que era el punto geodésico, pero no, todavía quedaba un rato más. Lo teníamos a la vista. Un montañero con el que nos cruzamos (otro bilbaíno ¡¡¡EEEEEPPPPAAAAAA!!!!) nos dijo que "a paso montañero" nos quedaba media hora de ida y otra media de vuelta desde donde estábamos. Nótese dos cosas, la primera que dijo "a paso montañero" y la segunda que era bilbaíno. Lo vimos alejarse en lontananza hacia la cumbre y parecía que le perseguía el mismísimo Lucifer...
Así que decidimos dar media vuelta y empezar a bajar. En otra ocasión haremos cima.
Descendimos hasta el fondo del valle. Dando un rodeo para no volver a subir el pico de la miel y tras un buen rato de caminata llegamos a la estación de esquí. Donde nos dieron de comer a pesar de que se nos echaron encima casi las seis de la tarde.
Gran jornada de montaña, naturaleza y buena gente. Para el recuerdo. Os dejo con un par de fotos más y un tema que recoge parte de las sensaciones que produce un día de montaña en ese entorno y con esta compañía:
Oleeee, pero de orientación no necesitas consejos recuerda que nunca nos hemos perdido.
ResponderEliminarImpresionantes vistas.
Un abrazo.