* Un viaje a Granada, una Posada del Toro. Una presentación. Mucho calor. Mucha ansiedad. Muchas dudas. Mucho notar que se hace el esfuerzo sincero por estar y que realmente está muy lejos de allí. Un ipod nano, azul claro. Domingo de examen, el primero. A duras penas controlo los nervios. Cinco bolas. El 25 la única cara amiga, no amigo íntimo, pero sí conocido con el que me puedo sentir a gusto tomando cañas. Mi hermano y mi cuñada,inconmensurables,incondicionales. Esta ciudad resulta amable incluso en las peores de las circunstancias.
* Siguiente semana practicando defensa, una vez más, por el rabillo del ojo, observando presencias que anuncian ausencias.
* De nuevo a Granda, a por el último. Dos días en Fuensanta, buen sitio aunque en plena ola de calor. De nuevo mi familia aguantando el tirón.
* Llega el día de la defensa. Todo parece un poco irreal. Me citan para las cuatro y media, me encierran a las cinco y media. Me paso una hora ultimando y, sobre todo, sudando, en esa aula sin aire acondicionado, a cuarenta grados con vistas a Sierra Nevada todavía con nieve en los picos. Me llaman para defender, son las seis y media. Sigue el calor, sigo sudando. A pesar de que hay aire acondicionado en el aula que me meten para la defensa, sigo sudando. Empiezo de menos a más. La pizarra es vileda, yo estoy acostumbrado a defender con tiza. Diez minutos iniciales de malas sensaciones, los cincuenta restantes intentando salvar los muebles. Miro uno a uno al tribunal según defiendo, alternativamente. Apenas gesticulan, apenas buenas o malas caras. Termino y siento un alivio infinito. Les doy las gracias por escucharme y les deseo que puedan ver, al menos, la segunda parte del partido de semifinales de España, único momento que esbozan una sonrisa. Aún queda una opositora por defender detrás mio.
* Vuelta a casa. Por el camino el partido en La Ser. Manolo Lama grita el gol, Poli Rincon rompe a llorar, yo pulso las luces de emergencia, mi hermano, que va detrás, pita y me da las largas. A las doce y media a dormir. Al día siguiente me despierto a las 5 y 10. Miro mi correo y miro mi "feis". Se levanta. Sé que hay una conversación pendiente y que hay que reconducir muchas cosas, pero la decisión está tomada desde hace algún tiempo. Se me cierra la puerta a la apuesta que más fuerte he jugado en los últimos cinco años. No hay rencor, no hay reproches, no hay una sola mala palabra. La vida unas veces te une y otras te separa.
* Mañana voy a Granada a ver mis notas. No las publican por internet. Ya os contaré.
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