miércoles, 9 de marzo de 2011

Nueva singladura

* Siempre que me planteo reunir una tripulación nueva para la siguiente singladura surgen las mismas dudas y me hago las mismas preguntas. Con los dos capitanes de yate (Manuel y Raúl) y con el patrón de embarcaciones de recreo (yo) No hay dudas. Manuel y Raúl son los brujos, yo el aprendiz de brujo. Sabemos a lo que vamos, sabemos que nos gusta, sabemos que lo vamos a disfrutar al máximo. La incertidumbre viene con el resto de la tripulación si nunca han vivido esa experiencia.

* Por lo general quien se anima de nuevas a pasar 24 horas navegando en un velero por el Mediterráneo le seduce la idea porque es algo exótico, poco frecuente, atractivo a priori... A priori, esa es la clave.

* Voy a entrar en detalles. Estamos hablando de un velero de entre 36 y 38 pies, o sea, unos doce metros de eslora. Con una camareta (cámara de los buques pequeños) espaciosa y tres camarotes. El camarote del armador (el de proa) es "bastante" amplio (nótese las comillas) y los dos de popa algo más pequeños. Además, el barco dispone de un cuarto de baño, como NO podía ser de otra manera. También tiene una minicocina con frigorífico, fogones, horno y fregadero. Por último, hay una mesa de cartas (cartas náuticas) desde donde se controla la electricidad y la electrónica.

   En cubierta la vida se hace en la bañera del barco, en la que se sitúa la caña (timón), la bitácora (lugar donde se sitúa la aguja naútica) y los sistemas electrónicos de ayuda a la navegación. Además de una mesa plegable para disfrutar de aperitivos y cervezas (¡¡que NO falten!!) al aire libre.

* Hasta aquí todo muy bien. Pero retomando mis reservas a la hora de reclutar nuevas tripulaciones, diré que también hay una serie de situaciones que se dan en entorno tan particular que hacen de cada travesía con gente nueva algo lleno de interrogantes. Vuelvo a entrar a detalles:

- Ante la pregunta ¿te mareas?, suelen responder que NO se han mareado en su vida, ni en el coche ni el aquel crucero que hicieron hace un tiempo. Pasan por alto que  un Bavaria 36 NO es un coche ni un crucero. Puede ocurrir que con algo de biodramina el mareo NO les visite o puede ocurrir que se pongan verdes a la media hora de zarpar y ya NO les abandone ese favorecedor color hasta que desembarquen (jurando en arameo).

- El espacio. También una prueba a superar. 24 horas parece que se pasan pronto, pero en un espacio tan reducido os aseguro que es bastante tiempo. Si los componentes de la tripulación son buena gente y tienen buen carácter, todo irá como la seda. Pero como algun@/@s tengan un carácter algo más "dificilillo", la cosa se puede complicar. En este sentido nunca hemos tenido problemas porque nos relacionamos con muy buena gente.

- El servicio. Su espaciosidad suele ser suficiente, pero si el barco va en mar algo picada hacer tus necesidades (cualquiera de ellas) suele resultar de lo más "divertido" (nótese de nuevo las comillas) y hay que sincronizarse con los pantocazos (cabeceos) del barco, de manera que fluyas con el movimiento en vez de oponerte a él... BE WATER, MY FRIEND!!

* Si a pesar de todo lo anterior la entusiasta nueva tripulación que tienen acordada la singladura del 14 de mayo NO desertan presa del pánico, les voy a decir algunas cosas más, a ellos y a los futuribles que me puedan leer:

- El hormigueo que notas en el estómago el sábado tarde en el bar del puerto deportivo Tomás Maestre mientras esperas la hora de ir al pantalán a coger el barco me viene siempre, por más singladuras que haga, y es emocionante.

- Cruzar el Canal del Estacio mientras el puente está izado y salir al Mediterráneo. Siempre y cuando haya buena mar, si no, tendremos que quedarnos en el Mar Menor.

- Poner rumbo sur. Aún NO lo he hablado con Manuel, pero me apetece esta vez rumbo sur. Pasando por Islas Hormigas (donde naufragó El Sirio), doblando Cabo de Palos. Adentrándonos en aguas del parque regional del Calblanque y fondeando para hacer noche cerca de Portman.

- Cenar en buena compañía, con cerveza que nunca falte (¡¡NO, por Dios!!)

- Salir a cubierta a tomar la copa de después y tener un manto de estrellas que parece que se te caen encima. Ojalá que NO esté nulo.

- A la mañana siguiente largar velas y apagar el motor. Notar cómo el barco ciñe, lo imponente del trapo, el tragín de la faena a bordo para cada maniobra con ellas y navegar en silencio, sin el ronroneo del motor, sólo escuchando la proa cortando el agua. Y, si tenemos suerte y el mar y el viento acompañan, hacer unas ceñidas a rabiar para que la adrenalina corra un poquico.

- Tomar el aperitivo y comer en cubierta, fondeados en la playa de Cabo de Palos (¡¡ojalá que haga buen día!!)

- Volver al Mar Menor (aguas seguras) el domingo tarde, antes de devolver el barco, y darnos un último baño y merendar.

   Bueno, paro que me lio, me lio...

   * Aquí teneis el enlace del blog de mi amigo Manuel. En él podeis ver la última singladura que hicimos en julio pasado. Hay vídeo y fotos.

http://fomalhaut-mp.blogspot.com/2010/10/travesia-en-barco-del-317-al-1810.html

* Buenas noches y buena mar.

3 comentarios:

  1. Sebastián, no podías haber descrito mejor las maravillosas y extraordinarias sensaciones que produce el navegar, y más cuando lo haces en compañía, como tú dices, de buena gente.

    En cuanto al itenerario que propones, por mi parte sin problemas, es muy bonito y tiene mucho para ver, y el lugar para fondearnos para dormir (aunque poco), El Portús. Reconoceremos planetas, estrellas y constelaciones. Esperemos que la meteorología para entonces nos acompañe.

    En cuanto al Sirio que has nombrado, es digno de conocer su dramática historia; invito a quien no la conozca a hacerlo en la entrada de mi blog http://fomalhaut-mp.blogspot.com/2011/02/el-naufragio-del-trasatlantico-vapor.html

    En cuanto a los nuevos tripulantes, a quienes les doy ya mi más sincera bienvenida a bordo, unas pequeñas recomendaciones en mi entrada http://fomalhaut-mp.blogspot.com/2010/08/recomendaciones-para-la-navegacion-en.html

    Un abrazo, buenos vientos y buena mar, Sebas.

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  2. Sebas, yo guardo un precioso e inolvidable recuerdo!! Al leer tu post, se me han puesto los vellos de punta!! Describes muy bien la sensación que sientes en cada momento y tienes toda la razón, yo sentí exactamente lo mismo. Estas experiencias vividas, son los que nos hacen sentir realmente vivos. Un beso

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  3. Un abrazo, Manuel y gracias. Tienes toda la razón, es ideal fondear en El Portús, mucho mejor que en Portman.

    Besos Silvia. Para este verano hacemos otra singladura. Si no nos vemos antes, buen fin de semana.

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