martes, 16 de noviembre de 2010

MI AGENDA

* Cuando se aproxima el fin de año tengo la costumbre de repasar la agenda - diario que llevo anualmente desde hace más de siete años. Cada año, una agenda.

* Es una agenda normal. De esas de papel. Cada página recoge un día, con lo que existe opción de extenderse un poco escribiendo si el día lo requiere.

* No escribo tareas diarias por hacer, sino notas y comentarios que me recuerden que ese día en concreto fue especial por algo:

- Paseo delicioso de domingo tarde invernal con mi pareja por Santo Domingo.

- Comida en casa de mis padres por San José, con buen ambiente y un pollo relleno riquísimo. Mi madre es una gran cocinera.

- Fin de semana en Madrid, contando de manera somera cada día lo que hemos hecho y las sensaciones que he tenido.

- Referencia a la decisión importante que tomé respecto a preparar unos temas y dejar otros.

- Circunstancias que han hecho que un lunes cualquiera sea digno de recordar para lo bueno o para lo malo.

- Días de oposición y cómo me he sentido durante y al terminar.

- Etc, etc, etc...

* Mi Agenda es como un diario sin demasiada literatura, sin obligación de escribir a diario y con mucha carga de impresiones, sensaciones y sentimientos personales ubicados en el momento temporal que sucedieron cada una de las cosas. Eso hace que cada cosa tome perspectiva. Guardo año a año todas las que voy teniendo a lo largo de los años.

* Como digo, siempre que da noviembre me pongo en el 1 de enero del año que está terminando de mi Agenda y voy pasando dias, semana y meses rememorando vivencias con cada nota de cada día en el que he escrito.

* Es muy gratificante sentir meses depués aquello bueno que se sintió meses  antes, a la vez que ubicarlo en una parte concreta del año que está terminando. También es muy habitual que la perspectiva que da el tiempo cambie la sensación que se tuvo en ese momento sobre las decisiones que se tuvieron que adoptar. Las decisiones importantes son siempre muy arriesgadas porque es el tiempo quien da o quita razones, pero en el momento de decidir uno tiene información imperfecta, que se dice en economía. Uno hace lo que puede y se encomienda a los Dioses.

* Si al analizar unos meses después la decisión que uno tomó unos meses antes, cuando ya la información es más perfecta, a posteriori, se le hiela el alma, entonces sabe que fue un error el camino que tomó. Sólo queda entonces el consuelo de pensar que decidimos con lo que sabíamos, No decidimos con toda la información y, además, seguramente bajo presión de todo tipo.

* Si, por el contrario, en vez de helor, sentimos calma, serenidad y alivio, habremos tomado una buena decisión y tenido mucha, mucha suerte.

* Deseo que os ocurra casi siempre (siempre es imposible) ésto último.

3 comentarios:

  1. Yo no me suelo arrepentir de hechos pasados que dependían de mi decisión exclusivamente o de mi cabezonería, son "experiencias", sin más.

    Siempre he pensado que, con información o sin ella, con "pálpitos" o sin ellos, uno toma las decisiones que en ese momento piensa que son las idóneas, aunque meses después o incluso al día siguiente hubiese hecho lo contrario.Como dice Sabina, y aunque el contexto no tenga nada que ver: "Pero ya no era ayer, sino mañana"

    Besos.

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  2. Completamente de acuerdo, Lolita. Un beso para tí también.

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  3. Hola cram. He intentado hacerme seguidor de tu blog pero no ha habido manera. Me gusta lo que escribes. Luego lo volveré a intentar, a ver si hay suerte.

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