* Dice una amiga que he cambiado, que antes era dulce (salvo con los gatos, dice) y ahora soy muy ácido. Le he dicho que yo he sido ácido y sarcástico toda mi vida. Insiste en que NO me doy cuenta pero es así. ¡¡Ole ahí, que yo NO me doy cuenta!!, dice... En fin, le he dicho que me de unas sesiones de psicoterapia a ver si así lo solucionamos.
* Me he pillado mirando el escote de una rubia. La rubia creo que me ha pillado también... De "creo" nada, me ha pillado del tirón. Piano, piano...
* Granada genial, como siempre. Aunque a momentos con tristeza por tiempos pasados, sólo a momentos.
* Me muevo bien en días oscuros y fríos de otoño invierno, es mi medio.
* El rencor es como el hijoputa del abusón del recreo. Si agachas la cabeza te va a estar dando hostias de por vida. En cambio, si le plantas cara, te la partirá pero seguro que se llevará alguna mascada; en ese momento empezará a respetarte. Si se la vuelves a plantar, te la volverá a partir, pero seguro que se lleva otra vez alguna; y te respetará más. Llegará un momento que te empiece a considerar casi de igual a igual y, con suerte, te dejará en paz.
Impresionante la comparación con el rencor... creo que llevas razón. Al pasado hay que plantarle cara en todas sus facetas hasta que consigamos sacarle tan solo los buenos recuerdos.
ResponderEliminarNi ácido ni dulce... la impresión que das es de equilibrada mezcla.
Muchísimas gracias por tus palabras, Paula. Eres cómo un ángel de la guarda, ya sabes a qué me refiero ;-p
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